sábado, 15 de mayo de 2010

Narda Lepes, en la escena del mundo gourmet.

En esta nueva entrada, quiero compartir con uds, el perfil del (según mi humilde opinión) mejor chef de los ultimos tiempo de toda Argentina.
El día que tuve la suerte de conocerla personalmente, no tuve que caminar mas de dos cuadras desde mi casa para saborear lo mejor que probé en mis diez años como vecino de Las Cañitas.

En el restaurante mas lindo (discútanlo si quieren...) de todos los tiempos de ese super barrio gastronomico; "La Corte".

A continuación señoras y señores, sepan más de la mejor;



Es una de las chef más reconocidas y emblema de una cocina que se apropia de las tradiciones culinarias y las reinterpreta al calor de sus arrebatos creativos.
La cocinera Narda Lepes, conocida por sus ciclos en el canal Gourmet y sus columnas dominicales en un diario porteño, publicó recientemente Comer y pasarla bien , un libro que además de
ofrecer recetas novedosas, fija posición sobre la manipulación y precarización de la dieta alimentaria.
Narda Lepes es una de las chefs más reconocidas, no sólo entre los fanáticos que siguen sus propuestas en la televisión desde su debut en 1999, sino también en aquellos que la descubrieron a partir de sus columnas dominicales en el periódico "Clarín".
La joven que supo capitanear con éxito varios emprendimientos gastronómicos (Ono San, Club Zen, entre otros) cuenta entre sus méritos el haber asimilado con naturalidad la apertura a nuevos públicos: hoy despierta tanto fervor entre los paladares gourmet ávidos de combinaciones audaces como en las amas de casa dispuestas a darle un toque de exotismo a sus platos habituales.
"Trato de tener en claro a quién le hablo. En el canal Gourmet, por ejemplo, está el tema de que se ve en varios países de Latinoamérica y corro el riesgo de que si preparo algo con bife de chorizo, en Venezuela les resulta un plato carísimo, mientras que si lo hago con langostinos es al revés: son los argentinos los que protestan por el costo de la receta", destaca.
"Y con mis columnas en "Clarín" , tengo en cuenta que me puede leer tanto el que desayuna scones con mermelada de arándanos como el que se levanta a puro mate. Por eso, cuando preparo una receta para publicar ahí, sé que sólo puedo incluir algún que otro ingrediente raro, pero no más que eso", alega Narda.
Tan singular como su estilo televisivo, el flamante Comer y pasarla bien excede largamente las atribuciones del género, que Narda enriquece con relatos de viajes, consejos para organizar eventos, sugerencias a la hora de hacer las compras y advertencias sobre la manipulación genética de los alimentos y los monopolios en la producción y distribución de los productos.
El libro, recién editado por el sello Planeta, mantiene una estética glamorosa a la hora de presentar las recetas, pero al mismo tiempo desmantela la apariencia frívola del mundo gourmet y coloca a la autora en una posición militante en contra del consumo pasivo y de la precarización de la dieta alimentaria.
"Dentro de unos años, va a ser muy costoso comer, porque todos comemos lo mismo. Debemos
preocuparnos porque haya variedad y que no se monopolice la producción. Que haya muchos haciendo soja y no solamente uno --dispara--. Este fenómeno no se da únicamente acá sino en todo el mundo, porque los problemas de la comida son los mismos en todos lados".
"Si continúan los monopolios en la comida, si seguimos comprando lo mismo, los productos que conforman `la variedad' van a ir desapareciendo, porque no tienen forma de llegar al consumidor. De esta manera, nos van a vender lo quieran y no lo que elijamos nosotros", remarca Narda.
La cocinera es categórica sobre el fenómeno: "Si la oferta sigue reduciéndose a cuatro o cinco cosas, vamos a terminar comiendo algo barato y de muy mala calidad, y al mismo tiempo no vamos a tener opción de comer otra cosa. Entonces, aprender a sembrar una maceta con albahaca, no es un dato menor", explica.
"Tenemos la oferta que nos merecemos. Por eso, hay que dejar de ser inocentes a la hora de comprar. Queremos más vitaminas, menos calorías y más salud, pero en lugar de buscar todo eso por nuestros propios medios pretendemos comer siempre lo mismo y que los productos se acomoden a nosotros", critica.
Narda sostiene en Comer y pasarla bien que una alimentación ideal debería contar con al menos 90 productos distintos por semana y que lo mejor es aprovechar las frutas y verduras cuando tienen lo mejor para dar, es decir, en la estación donde son cosechadas.
"Hace 20 o 30 años nos parecía buenísimo tener tomates todo el año, pero hoy nos damos cuenta de que eso estaba mal. La gente quiere confiar hoy en las marcas, pero tiene que saber que es imposible confiar en una empresa que pone la rentabilidad por encima de todo. Son muy pocas las grandes marcas que se preocupan realmente por el consumidor".
"Muchas empresas no dudan en bajar la calidad de un producto para que la relación costo-beneficio sea mayor. Como consumidores debemos ejercer el poder de elegir: eso implica, por ejemplo, no comprar más tomate en invierno, ya que no tiene gusto a nada, apenas su color y su apariencia perfecta", concluye Narda.
Una sonrisa que se evapora.
Desde su irrupción en el canal Gourmet, Narda se abrió paso con un nuevo arquetipo de cocinero televisivo, tan lejos de la condescendencia y la sonrisa omnipresente que basta la simple distracción de un asistente al disponer la mise en place --el conjunto de productos y utensilios que luego utilizará la cocinera-- para que se instale el rictus de fastidio.
"Tengo mala cara y se me nota cuando hay algo que no me gusta. De hecho, muchos me dicen que tengo cara de antipática", confiesa la cocinera, que en su ciclo suele equilibrar estos arrebatos de malhumor con un tono festivo que contagia a sus anécdotas por el mundo y sus comentarios sobre música mientras se entrega al ritual de ollas y sartenes.

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