domingo, 28 de marzo de 2010

Una anécdota sivarita, digna de compartir...


Estimados lectores de "Mr. Restaurant".


El siguiente, es un texto que alguien me habia mandado hace algunos años. En su momento lo leí y me pareció excelente.

Después de mucho tiempo guardado, esta excéntrica experiencia sale a la luz y la comparto con uds.

Es un buen ejemplo de que tipo de contenidos pretendemos compartir.

Que lo disfruten;


"Si en un determinado momento te encontrás con que saliste de una fiesta en la casa de un “amigo de un amigo” (alias un conocido). Que son las dos y media de la mañana del domingo y sentís la sensación de que todo esta por empezar aún. Entonces sos el target perfecto para esta leer nota.

La música de la fiesta apenas la conocías. Era como un trans coolconstante. Por momentos, se repetía bastante. No conocías a casinadie. Todos estaban 100% en la suya, “todo bien”.

Había botellas (cientos de ellas) de Bacardí, otras tantas de Heineken (en un especiede barril con hielos), algunos tipos de alucinógenos y otras yerbas.

Aunque todo es relativo, estabas absolutamente seguro de que el DJ. no era concido pero si oficial, nadie tenía acceso a comentar algo con el. Quedarías como un ridículo si no sabías que tema y de que grupo era el que sonaba.

Era en un amplio living de un decimonoveno piso de Belgrano. Todo estaba apagado y con ciertas luces como de disco (psicodélicas pero muy tenues y sutiles), además de sectores con sillones y "vela ambient".

Estabamos prácticamente en el comercial de “Dundie” de Cinzano.

¿Mujeres? Por supuesto que había. ¿Solas? También.

¿Estabas apropiadamente vestido? Si. ¿Te sentías bien? Ok.

De repente un grupo de gente al que no conocías para nada, sete acerca ocasionalmente.

Tres chicas (de no mas de 23 años) y un man (de un poco mas de 25) se ponen a charlar de algo que no lográs escuchar del todo bien. Cada vez hablan mas fuerte, pareciera que quisieran que participases. Vos no estas del todo “flexible” para entablar una conversación superficial con desconocidos. Tampoco estas para no hacer el intento de acercarte a la gente.

De apoco se fue dando. De repente, pintó un “misil de mi placar” que invitó y convidó.

Al final, esta gente “naif” estaba simplemente, conversando acerca de un velador que había en una esquina del living. Comentaban de las formas interesantes que tenían.

Ante aquel ir y venir del “oleaje superficial”, cualquier conclusión algorazonada podía sonar totalmente desubicada y fuera de contexto.
Giré mi cabeza y ahí vi una conexión o un anclaje para volver a la tierra; una bendita bandeja de sushi de un conocido restaurante de Las Cañitas.

Literalmente, un barco con comida oriental navegando por el espacio aéreo de un imponente penthouse en manos de una porteña en “rollers”.


Ahí mismo entendí que “solo sabía que no sabía nada”, como Socrates (y no precisamente el brasilero), muy a pesar del "carioca".


Entonces decidí salir de la fiesta, tomar un taxi y volver a casa para sentarme frente a mi PC, poner algo de Beck o Jamiroquai (bajado del Taringa por ejemplo) y crear esta sección para “Mr. Restaurant”.
Al final pensé, ...”más que una rígida sección periodística, mejor escribo sobre lo mas divertido: Donde, como y cuando me había inspirado para hacerla”... ¿Por que no gastronomía, o arte decorativo o locura sin sentido, o todo junto?".

(Continuará, seguramente)...


Mr. Restaurante.

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