jueves, 3 de febrero de 2011

Dos Davids contra varios Goliats en Zona Norte !

Estimados lectores.
Ante esta primera (y para mi muy emotiva) oportunidad de escribir en nuestra querida Revista Masterwine, lo primero que se me vino a la mente, como idea para compartir con todos ustedes, fue hacer un simple paseo y descripción de mi barrio de toda la vida.
Reconozco que no se “me cayó una gran idea”, pero vean que es bastante interesante y llamativa por la gran propuesta que hay en su conjunto.

Después de haber recorrido y conocido personalmente cientos de restaurantes y de años de estar vinculado con ellos, tuve como les anticipé, la simple idea de empezar por lo más cercano.

En el reconocido "Corredor del Libertador" (por la avenida en la zona norte, entre Martínez y San Isidro), se encuentra lo que me animo a definir, como "La Selección Nacional de Restaurantes".
Creo no equivocarme si digo que puntualmente esa zona, es la que concentra la mayor cantidad de primeras marcas de la plaza gastronómica.
Lo mejor, de lo mejor, si señores, la “Primera A”, en términos deportivos.

Incluso más aún que en por ejemplo Las Cañitas, Puerto Madero o bien Palermo (y sus múltiples derivados)...

Si venimos desde la mano de Capital Federal hacia el norte, podemos venir en auto o en el "168" (cuantas veces lo tomé para ir al colegio ida y vuelta…años !!!), nos encontramos de entrada primero con dos presencias muy fuertes y gourmet; Itamae Sushi (sin palabras por lo bueno en todo, desde su simple entrada con zanahorias en bastoncitos y ese quesito…), Elsinor (saludos a Vanina, mi estimada colega y sin dudas una de las mejores manager de restaurantes que he conocido en estos diez años).
También enseguida, Las Olas Boulevard (muy lindo e imponente por fuera, deja bastante que desear en lo que a la comida se refiere) y The Starbucks Cóffee (recién inaugurado).

Luego, unas dos o tres cuadras mas adelante, aparece otra marca muy importante, ni mas ni menos que Novecento (quizás el Messi de esta selección, aunque esta opinión no sea unánime, ni venga al caso).
Una cuadra después, aparece Burger King (en el local donde antes estaba Tante, el mismo que hoy disfrutamos en Pinamar y Cariló).
Dos cuadras más para el norte, hace su aparición un "peso pesado" desde siempre y bien autóctono de la zona, Pepino.

Pasan las cuadras y siguen apareciendo "monstruos o más bien Goliats", tales como La Parolaccia, Vía Flaminia, The Embers, Kansas, Romario, Las Tipas, Sushi Club y Pizza Cero.


Por si tuviera que poner o sugerir algo en formato “Cartelera de novedades”, sin dudas destaco los recientes (y bienvenidos) arribos de TGI Friday´s y Yokos Sushi Bar & China Grill.
El primero, con toda su artillería pesada, se presenta en una imponente esquina (la ex de Blockbuster, frente a Kansas y Romario).
Por el lado de Yokos, con su know how bien ganado desde sus consolidadas posiciones de Palermo Hollywood, Pilar y Pinamar, pone un pié en nuestra querida avenida.
Con su inteligente consigna de “no solo sushi”, sino que también las delicias calientes desde el más tradicional de los estilos wok del lejano oriente.
A nivel ambientación, como siempre bien “Palermitano”, con un poquito de “punchi punchi”, pero muy suave y bien maridado con la carta y los tragos sugeridos.


Bueno, volviendo un poco al título y concepto de la nota, entre tantos grandes exponentes (Goliats), aparecen dos pequeños pero excelentes y muy bien cuidados espacios; Kitano Restó y O' Farrell, que les aseguro, dan pelea y para nada pasan desapercibidos.


En esta primera ocasión, me voy a dedicar a este último, O’Farrell.
En otra próxima entrada, prometo mencionar y dedicarle sus merecidos renglones a Kitano (donde hoy mismo almorcé un excelente combo fusión de mediodía)...y que es de mi amigo Andrés Oalvide (un capo super creativo !!!).

Volviendo a O' Farrell, que desde Martinez creó un estilo que lo llevó a ser uno de los mejores también en Manantiales, de Punta del Este y según lo que mi propia experiencia, sazonado con lo que la web me ofreció, les paso una ensalada con su perfil e historial.

El restaurant nace en San Isidro en el 2000 de la mano de Hubert y Pamela O'Farrell, una pareja de entrepreneurs apasionados por la alta cocina.
Este exclusivo restaurante ofrece la cocina de autor de Hubert, quien "apuesta a una cocina creativa con foco a la excelencia del producto, la exactitud de los puntos de cocción y la constante sutileza de los sabores y de los contrastes de textura"
Ambiente cálido y acogedor con un servicio que se brinda para cuidar cada detalle. Al mediodía, menús ágiles & livianos y la posibilidad de comer a la carta para almuerzos formales o de negocios. Más de 500 etiquetas de seleccionados vinos provenientes de las regiones más representativas de todo el mundo conforman la importante carta de vinos. O´Farrell prepara además menús degustación maridando sus exquisitas creaciones con selectos vinos logrando que ambos se potencien y sorprendan al paladar. O’Farrell cuenta con una sucursal en Manantiales, Punta del Este y ofrece un servicio de Catering personalizado.
ARGENTINA URUGUAY

Av. del Libertador 15.274. Acassuso 1641- Buenos Aires. Tel: 4742-4869
Calle Punta del Este y Ruta 10 (Km. 164).Manantiales Tel: 5498 42-774331


Entonces señores, quedan invitados a disfrutar con ganas de lo bueno y espero se hayan divertido !!
Prometo seguir atento por las calles de nuestra infinita ciudad y además a seguir “cyber buscando” este tipo de cosas, para compartirlas con todos ustedes, desde esta, nuestra humilde columna.

Salud !


Fuente; Diego Prelooker.
Press Happyhours.
www.happyhoursweb.com.ar

miércoles, 2 de febrero de 2011

Los 10 mejores restaurantes ochentosos de Buenos Aires.

Estimados lectores.

Una vez mas, encontré algo digno para compartir con todos uds.
En este caso y recomendado por Cecilia Boullosa (alguien a quien respeto y leo mucho), la propuesta es revivir aquellos días en que los mozos te trataban de usted y el postre de moda era el "panqueque al rhum".
Epocas en la que sonaban en los walkmans frases como "esas motos que van a mil"...o "tuya, tuya, luna de miel"...

Gastronómicamente hablando, hubo un tiempo en que Palermo Viejo era un barrio de casa bajas, Puerto Madero un puerto semi abandonado, y Cañitas eran las voladoras. Salir a comer en los años 80 era muy diferente a lo que es hoy: no había restaurantes étnicos, los menús tenían 15 páginas y los mozos eran todos hombres. Pasaron tres décadas y muchos de los restaurantes que estaban de moda en aquella época hoy se mantienen y, aún siin haberse modernizado casi nada, siguen siendo recomendables. Estos son los mejores para comer bien y hacer de cuenta que afuera es 1986.

1. El Palacio de la Papa Frita.
Fue creado por Ramiro Rodriguez Pardo, una leyenda viviente de la cocina argentina, y si bien tiene más de 50 años, tuvo su auge en los 80. Sus papas soufflé ya son patrimonio histórico de la ciudad. Mozos de moño, paredes de madera y toda la "trayectoria, buen gusto y tradición" que ofrecían los restaurantes ochentosos mientras la inflación hacía estragos y Leo Sbaraglia la rompía en Clave de Sol.
(Av. Corrientes 1612, Microcentro / T. 4374-8063)

2. El Nuevo Hermann.
Para darse una idea de cuán ochentoso puede ser este restaurante, basta con decir que un habitué de la casa es Juan Carlos Calabro, que va a cenar con su esposa Coca. Cocina alemana y porteña vintage, con un poco de olor a viejo que, más que molestar, emociona. ¿El mejor plato? Las costillas de cerdo ahumado están bastante bien.
(Güemes 4202, Palermo / T. 4831-8904)

3. Luigi.
Grandes cortinados rojos sobre las ventanas, platos con el nombre del restaurante impreso y mozos de moño ajustado. Lo único que le falta es que el menú tenga los precios en Australes. Silencioso y familiar a la vez, Luigi tiene un pelotero que no se actualiza desde los años de Las Trillizas de Oro y estacionamiento gratis. A la hora de comer, pastas y minutas. No busques nada más rebuscado que eso.
(Pringles 1210, Palermo / T. 4864-2303)

4. La Cantina de David.
Aunque haya conocido tiempo mejores, cumple con todas las premisas de un restaurante ochentoso: porciones abundantes, mozos de carrera y una carta extensísima. Siempre ligado a la historia de River Plate, aquí solían venir a brindar Enzo Francescoli, Antonio Alzamendi, Hugo Santilli, y el Bambino Veira cuando el club todavía tenía motivos para brindar.
(Córdoba 6299, Chacarita / T. 4553-5613)

5. Los Platitos.
Un clásico para sentarse en esta barra a comer uno de los mejores sándwiches de cuadril de la ciudad ($24) con unas papas rejilla ($15). El restaurante de Antonio Bianco, anterior dueño de Los Patitos (hubo confusiones históricas alrededor de estos dos nombres) es el último de la costanera (número 57) y la única concesión a la modernidad que hizo en todos estos años fue instalar wi-fi. El resto -las sillas, las plantas colgantes, las paredes revestidas en machimbre y los tubos fluorescentes- es idéntico a cómo era hace 25 años.
(Rafael Obligado s/n Puesto 57. / T. 4781-1499)

6. Aquellos Años.
Otro clásico de la Costanera Norte. Si bien funciona desde 2001 con esta marca, todos lo siguen llamando por su nombre histórico: Los Años Locos. En los 80 era LA parrilla de Buenos Aires. Tiene una capacidad de 330 cubiertos y algunos detalles que resisten incólumes al tiempo: los techos abovedados, el salpicré de las paredes exteriores, los mozos atildados y eficientes (todos hombres, claro). De su carta son recomendables las achuras: mollejas de corazón ($50) y chinchulines de cordero ($36). También se puede comer criadillas ($30) y el asado especial, un costillar ancho, cuyo precio varía según el día, pero ronda los $155 (para 4 personas).

7. Antigua Munich.
Hoy conocemos restaurantes indios, rusos, croatas y japoneses, pero en algún momento lo más "étnico" que se podía probar en Buenos Aires era la cocina alemana, que pronto se convirtió en moda. La Antigua Munich es un estandarte de esos tiempos y resiste gracias a una clientela fiel y nostálgica. Sus platos, sin embargo, hoy son más "internacionales". Entre los más famosos están todas las variedades de supremas ($34,50), incluida la Maryland y la Munich, y el bife de chorizo ($46,50). La ambientación se quedó en el tiempo: boxes de madera, mucha planta de interior y arañas de hierro forjado. El precio promedio es de $90.
(Monroe 2444, Belgrano / T. 4784-1989)

8. The Embers.
"The first american restaurant in Argentina", dice su carta en obligatorios colores azul, rojo y blanco. Con aires de merendero y bar de ruta 66, el treintañero que visite The Embers no podrá evitar que se le piante un lagrimón cuando sienta el aroma a pollo frito en canasta ($34) y pruebe las clásicas hamburguesas (combo con papas fritas y bebida, $26). Los postres (waffles dulces y salados, panqueques y lemon pie) salen pinchados con banderitas de países. Para hacerla completa, milkshake de frutilla o chocolate ($19) en vaso grande congelado. Un auténtico deja vú gastronómico.
(Av. Del Libertador 14638, Martinez / T. 4792-1347)

9. La Chacra.
Ir a La Chacra en los 80 era como ir hoy a Cabaña Las Lilas o a La Cabrera. Si querías que un extranjero conociera la mejor carne argentina, éste era el lugar, con sus emblemáticas vacas embalsamadas dando la bienvenida sobre avenida Córdoba y su asador a la vista. Hoy podés comer un buen bife de lomo a precio simil Palermo, y lo podés ochentizar la entrada con una copa de langostinos, y el postre con un panqueque quemado al rhum.
(Av.Córdoba 941, Centro / T. 4322-1409)

10. Zum Edelweiss.
A tiro de los teatros de Corrientes y con un ambiente reservado, Edelweiss era el elegido de actores, famosos y cholulos. En estas mesas cenaron Jorge Porcel, Javier Portales, Tristán, Ricardo Espalter, Susana Romero, y toda la farándula de la época. Además, Edelweiss era uno de los auspiciantes de Fútbol de Primera cuando iba por ATC y los partidos eran relatados a desgano por Mauro Viale. Está abierto hasta las 3 de la mañana, así que es ideal para ir después del teatro y ver si te cruzás con Nito Artaza. Entre sus clásicos esta el gulash ($40) y el chambonon eisbe con chucrut ($51). Los postres son los de siempre: don Pedro ($27), charlotte ($21) y almendrado ($20).
(Libertad 431, Centro / T. 4382-3351).

Espero que los mayores de 40, hayan disfrutado de este pequeño recorrido por su asolescencia y juventud. Un merecido homenaje a aquella década... brindo por los 80s, chin, chin !!

Fuente Planeta Joy.

Mr. Restaurante.